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El Alto, marzo de 2025. En el marco de la Feria Internacional del Libro de El Alto, el historiador Sinclair Thomson presentó el libro Cuando reinasen los indios, en la edición de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB). Durante su intervención, el autor subrayó la trascendencia histórica y simbólica de la ciudad de El Alto, al afirmar:

“El Alto ha sido históricamente un enclave estratégico, tanto en el ámbito militar como en el espiritual”.

La obra, publicada por la Vicepresidencia del Estado a través del Centro de Investigaciones Sociocomunitarias (CIS), profundiza en los procesos de resistencia y lucha de los pueblos indígenas en Bolivia, ofreciendo una perspectiva crítica y descolonizadora de la historia.

Thomson destacó que, tras la independencia, la memoria de líderes indígenas como Túpac Katari y Túpac Amaru fue relegada al olvido. Durante el siglo XIX, esa experiencia revolucionaria fue prácticamente invisibilizada. No fue hasta mediados del siglo XX que se inició la recuperación de esta memoria histórica. En La Paz, por ejemplo, surgió un movimiento indianista-katarista que reivindicó la revolución del siglo XVIII, lo que la historiadora Silvia Rivera denominó “memoria larga”.

En las décadas de 1960 y 1970, el indianismo resurgió impulsado por diversos factores, entre ellos la migración de jóvenes de origen campesino a la ciudad tras la Revolución Nacional. Estos jóvenes, al acceder a la educación superior, se enfrentaron al racismo y la exclusión en La Paz, lo que los motivó a organizarse para comprender y transformar su realidad.

Una figura clave en este proceso fue Fausto Reinaga, un intelectual que ejerció una influencia significativa en estos jóvenes, al proclamarse heredero ideológico de Tomás Katari.

En este contexto, el katarismo reivindicó las figuras de Túpac Katari y Bartolina Sisa. En 1971, se erigió una estatua en su honor en Ayo Ayo y se fundó la Federación Campesina Túpac Katari, resaltando la memoria como un factor crucial en la lucha política.

Con el tiempo, los kataristas lograron posicionarse en la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), con Genaro Flores como líder sindical. Uno de los referentes kataristas, Víctor Hugo Cárdenas, llegó a ser vicepresidente en el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada en los años 2000, lo que evidenció la relevancia política que estaba alcanzando el movimiento indígena.

Entre 2000 y 2005, los movimientos indígenas y los sectores populares de El Alto lideraron la lucha contra el neoliberalismo, proceso que culminó con la instauración del Estado Plurinacional de Bolivia, reflejando una transformación profunda en la estructura política y social del país.

El director del CIS, Julio Álvarez, resaltó que el autor enfatice que estos movimientos no fueron levantamientos espontáneos, sino que estuvieron impulsados por una visión política estructural que buscaba la restitución de un orden indígena propio.

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